sábado, 9 de noviembre de 2019

Aborto tardío y terapéutico

... o cómo hacer más traumático algo que ya de por si es duro. En esta entrada quiero contar, desde mi punto de vista de la experiencia personal, algo que parece que es un tabú y está mal visto en España. Más allá de lo que permite o deja de permitir la legislación actual sobre el aborto. Cómo está tratado, la información que te ofrecen en el hospital cuando no es algo que buscas, sino una tragedia que te sobreviene y te arrolla en una realidad que es como es: un embarazo es una carrera de obstáculos, no es fácil, surgen complicaciones y la naturaleza a veces es cruel. Vivir un aborto terapéutico y tardío es una experiencia que marca.

Ese sentimiento, mi huevo se "ha cascado"... y yo con el.

Qué es un aborto terapeutico y tardío



Un aborto es algo que no se desea, máxime si era un embarazo deseado, has llegado a la mitad del mismo y empiezan a aflorar los problemas. Se define como tardío aquel que tiene lugar de manera espontánea pasadas las 12 semanas de embarazo y hasta la 20. Las causas pueden ser diversas, como la muerte fetal o debilidad del cuello del útero, tumores uterinos, infecciones... Todas ellas desgracias indeseables. También puede ser fruto de un golpe accidental o de maltrato físico.




El terapéutico es inducido cuando, antes de llegar o ya en la semana 20. Se provoca porque peligra la salud mental o física de la madre, o bien porque se presume que el feto tendrá graves taras físicas y psíquicas o no va a sobrevivir. En este caso hace falta la autorización de dos médicos. También se puede solicitar la interrupción legal del embarazo (ILE) en caso de violación.


Nada de ello es plato de gusto y lo desagradable es que la ley siquiera contemple como distintos estos tres supuestos y los vigile estrechamente.


Cómo funciona


Usa vez asimilas que estás en uno de esos supuestos, la información que te dan en el hospital es el papel con las firmas correspondientes del equipo médico que realiza el diagnóstico y un número de teléfono de la Consejería de Sanidad. Al menos tienen la decencia de darte cita para el mes siguiente para una revisión posterior (y entregarte, de paso, los resultados de alguna prueba adicional como una amniocentesis que explique porqué pueden haberse dado ciertas malformaciones) Y no hay más información. Ni cuál es el procedimiento a seguir (aparte de llamar al teléfono que te dan) ni qué esperar en tu caso concreto. Toda esa incertidumbre da lugar a un miedo que se une al dolor que acumulas por la inminente pérdida.


El hospital se lava las manos y no va a realizar la "operación"... o lo que sea que te espera.


Buscando información y consuelo


Si eres una persona mínimamente curiosa, empiezas a indagar: la gente no cuenta estas cosas, puedes oír que fulanita o menganita perdieron un bebé, pero no se pregunta (porque se presupone que duele) a menos que haya confianza y/o surja la conversación al hilo de tu propio caso. A veces ya es tarde cuando te enteras de otros casos similares, así que de poco te sirve esa información, salvo por el "mal de muchos, consuelo de tontos".


Como estamos en el siglo XXI miras en internet y la verdad es que hay poca información en la red y mucha muy partidista. Algunas páginas web parecen creadas por "antiabortistas" y autoproclamados "defensores del no nacido", que no dudan en incordiar entre las descripciones de cómo se hace incluyendo incómodas fotos de cómo sería el feto según la semana. De verdad, ¿hay necesidad de hurgar en la herida mostrando eso? ¿es recochineo o ganas de "remover conciencias" y "salvar" una vida que ya viene truncada de serie? Ni os lo enlazo porque no merecen una mísera visita. La decisión está en manos de la madre, con el consejo del equipo médico que lleva su embarazo como mucho.

A veces es la naturaleza la que ya ha tomado la decisión por ti, como en el caso de fetos que mueren en el vientre materno.


En ocasiones encuentras algún testimonio escrito, como pueda ser este, del que cuelgan un sinnúmero de voces llamando "asesina", literalmente, a la pobre mujer que, muy seguramente con todo el dolor de su corazón, está expresando sus dudas y compartiendo su pena. Desde aquí agradezco a todas esas mujeres que hayan compartido su pena y sus dudas, que son las de muchas otras. Por otra parte les recuerdo a todos esos ""buenos cristianos"" que ir por ahí rebuscando esas confesiones, insultando y acusando a la madre sin saber las causas que han llevado a la penosa pérdida, que se pueden meter su opinión por ahí mismo.

El procedimiento


Quería hablar del procedimiento seguido por la administración en estos casos. Desde el momento en que llamas a la Consejería de Sanidad y hasta que ésta te deriva a una clínica privada. El teléfono que te han proporcionado enlaza con un funcionario en un horario restringido: de 9 a 14, al que puedes estar llamando durante más de media hora en un bucle marca-comunica, cuando al fin te contestan les das tus datos, los del hospital y te dan una clave alfanumérica y una hora para que acudas a sus oficinas con tus papeles firmados por los médicos en los que te dan permiso. Todo muy con intención de "preservar el anonimato", como si fueras un espía... o un delincuente. Cuando preguntas a qué sala o persona debes dirigirte te indican que sólo hay una, no tiene pérdida. Además, la funcionaria de turno que te atiende, sin saber nada aún, te recomienda acudir en ayunas, ¿a hacer unos papeleos? ¿en serio? Menos mal que no le hice ni caso.


Una vez en la Consejería te encuentras con un montón de mujeres, algunas solas, otras acompañadas, hacinadas en una sala pequeña e incómoda, esperando a que las llamen por la letra y número que les corresponde en ese misterioso código anónimo. Las ves y hay de todo, desde jovencitas con toda una vida por delante, señoras ya mayores que han cumplido con su vida y no quieren más líos, alguna que tiene prisa porque llega tarde a clase o a un examen y ¿que no se enteren en su casa? Gente cuya casuística no es asunto de nadie, pero que están allí por propia voluntad para lo mismo que tú. Así que "anonimato" es el justito para pasar el rato. Te llega el turno y presentas tus papeles, los visan y fotocopian, registran tus datos en sus ordenadores, te asignan una clínica privada en la que ya te esperan esa misma mañana (al menos en eso no marean más la perdiz).


Mi pregunta en este punto es ¿por qué tengo yo que sufrir estos papeleos? ¿acaso es poco castigo lo que tengo encima? ¿por qué igualarnos de esa manera tan ruin, tanto a las que eligen voluntariamente, como a las que no tienen elección, o no quieren prolongar lo que sería una agonía, o a aquellas cuya vida peligra? ¿por qué esto no se realiza discreta, profesional y rápidamente en el hospital de referencia? ¿a qué viene ese control extra? ¿acaso no está ya autorizado por dos médicos? ¿no se registraría igual la realización de estos procesos desde el hospital de manera interna sin tener que someter a las mujeres a los trámites? ¿quién ha decidido que este procedimiento pase de médico a administrativo? 

A la clínica externa


Total, otro paseo hacia la clínica asignada, un lugar discreto y con el aspecto de un edificio cualquiera, como para pasar desapercibido. Vuelves a tener esa sensación de "ni que estuviera haciendo algo ilegal". Te reciben amablemente y esperas tu turno para ver al doctor, casi sin cruzarte con nadie más, mientras lees unos folios en los que detallan el procedimiento, los requisitos para la anestesia que utilizarán y los teléfonos de contacto de urgencias de su clínica. Allí te revisan la tensión, te hacen un análisis de sangre y la batería de preguntas básicas sobre alergias a medicamentos y demás, hacen una nueva ecografía para reconfirmar el diagnóstico con el que acudes y esperas a que te vea otro doctor que, ¡al fin! Te explica de palabra correctamente y sin perder una amable y tranquilizadora sonrisa el procedimiento que van a seguir con tu caso en concreto. Te vas de allí con instrucciones precisas y la medicación necesaria para iniciar el proceso químico desde casa y una cita para dos días después a primera hora. Es más, la primera dosis te la tomas allí mismo. Si hubiera hecho caso a la funcionaria de hace dos párrafos hubiera sido mi primer sorbo de agua en bastantes más de doce horas y tras un largo periplo y esperas. Desde aquí a esa mujer que se pasó de lista: Gracias por nada, señora mía.


Y con esta ya hemos echado dos mañanas, una en el hospital y otra haciendo tediosos papeleos. Tres en realidad, si sumamos la fatídica mañana en la que descubren que está pasando (en la decisiva ecografía de la semana 20) y te informan por primera vez del estado de la cuestión. Ya hemos aprendido una cosa más: a no ilusionarnos demasiado hasta bien pasada la ecografía de la semana 20, por lo que pueda pasar, a acallar nuestra felicidad y no presumir de embarazo a los cuatro vientos. Es difícil, más aún cuando es tan deseado, pero... Nunca más volveré a estar tranquila durante un embarazo. Antes por si viene mal, después por el riesgo de preeclamsia. Será una agridulce espera, ya que la amenaza de lo ya vivido pesará como una losa unida a los habituales miedos durante el embarazo.


El proceso ya está en marcha.


De una manera química en un par de días se provoca el parto, sólo hacen falta dos pastillas para empezar las contracciones y que el cuerpo se disponga a la expulsión del feto. Dos horas antes de la cita programada otro par de pastillas aplicadas localmente en la vagina y... Se desata el proceso. Personamente me daba mala espina empezar en mi casa y tengo que decir que tenía razón. Llegué en coche, con la bolsa rota, desbordada, llamando de urgencia para que me atendieran nada más entrar, lista para el expulsivo.

Los opinólogos


Aparcamos a la puerta de la clínica, un sábado a las 9 de la mañana. Allí estaban unas viejas meapilas con unos folletos en la mano que te abordan con un "¿te lo has pensado bien?" Mire, señora, por no llamarla otra cosa, ¿acaso no ve que voy chorreando mientras me tapo con una toalla empapada? Esa gente nunca está a la puerta de Sanidad exigiendo mejorar las ayudas a la dependencia, ni cuidando de manera altruista a familias desbordadas. Gracias por su "empatía" con el "no nacido", pero a los vivos nos hace más falta ese apoyo.


Si habéis venido a leer esto para luego criticar, opinar que soy una criminal, que el aborto es un asesinato y otras gilipolleces fruto de vuestra educación religiosa y vuestra moralina barata, en serio, por mi os podéis dar media vuelta y desaparecer del mundo, multiplicaros por cero, ir a la mierda o a dar por culo a otro sitio entre vuestra fauna. Hala, "con Dios".

El expulsivo


Sigamos con el proceso. Cada mujer es un mundo, había hablado con una amiga en una situación similar que estuvo horas con contracciones idénticas a las del parto. Yo no. Me dolía más el alma que el cuerpo. Desde el momento en que rompí la bolsa sólo tuve ganas de vomitar. Cuando entré me instalaron en una habitación, me tomaron tensión, temperatura y me pusieron una bolsa de suero. Y sin muchos preambulos, acompañada en todo momento por una enfermera muy atenta y empática, dije "Noto algo... bulto o lo que sea". Y allí mismo, en la cama, con un empapador, me dice "pues a empujar un poquito".

... Y acto seguido, con un retirar y tapar, ya estaba fuera y cubierta por una tela.  

Mi niña mutante. Hola y adiós

Pregunté si podía verla un momento. Por supuesto, me dejó. Era pequeña, delgada, roja como un conejito despellejado de la carnicería. No le vi la cara, tampoco miré. Supongo que en parte estaba en shock. Le miré la espalda, donde sabía que tenía que haber un bultillo o algo, pero no distinguí nada. "Suficiente", dije.

Espero que haya encontrado un cuerpo mejor para reencarnarse o algo similar, ese no era un buen lugar para quedarse.

El legrado.


Me llevaron en una silla de ruedas a un quirófano, muy cerca de la habitación. Me tumban en una camilla con esas patas para tener las piernas en alto como las que ya conoceréis de las citologías. Me atan los brazos en un pispás con unas correas, no sé muy bien para qué y me ponen la mascarilla. Ni me entero de que estoy dormida.

Despertando de nuevo.


Desperté en una camilla en una salita con hueco para más camillas, había sido la primera de esa mañana. Estaba sola, relajada, debía permanecer tumbada un rato más, resposando la anestesia sin prisa. Poco después trajeron a otras mujeres como yo. Y ahí fue cuando me atacó la empatía. Yo estaba tan tranquila, pero al entrar otras con el grifo de lágrimas más suelto, me animé también, todas sin histerismos, simples lágrimas que corrían por las mejillas mientras hablábamos.

Una de ellas venia maquillada y me sorprendió, quizá era maquillaje permanente, porque luego tenía que salir a un viaje con el novio, a seguir con su vida. Otra era una señora de mediana edad, con sus hijos ya adolescentes, comentó que ella ya había dado por "cerrada la fábrica" y un bebé a esas alturas ya no entraba en sus planes, ni en su presupuesto familiar. Era la que más dispuesta estaba a hablar, quizá porque era más extrovertida, la más tranquila, con la lágrima menos suelta. Sólo ella sabía lo que le movía por dentro.

Al rato vino una de las enfermeras, muy amable, si nos apetecía ir al baño a orinar, caminar unos pasos de su brazo y a comenzar a expulsar la anestesia. Yo no estaba para nada mareada y me animé. Tras eso me devolvieron a mi habitación individual, en la que había comenzado todo el proceso y me esperaba mi marido. Con idea de seguir reposando allí unas horitas más. Nos pusimos música en la televisión, estuvimos charlando animadamente, con ganas de moverme y salir de allí, que no decaiga el ánimo. Nos gusta tomarnos con humor las cosas y sonreír pese a lo adverso de la situación. Cuando pudimos irnos me prestaron unos pantalones muy amablemente, ya que yo había puesto mi ropa chorreando y únicamente llevaba bragas de repuesto.  Nos informaron al salir del grupo de duelo que trabajaba con la clínica, nos llevamos la información a casa.

Una vez en casa.


Regresamos a descansar, cuerpo y mente estaban agotados. Nos tumbamos en la cama y allí ya lloré todo lo que llevaba dentro, en la intimidad de mi hogar, en mi lecho, con el padre de mis criaturas, juntos en el lugar donde realmente nos sentíamos cómodos. Una vez cumplido ese descanso ya iríamos a recoger a nuestra niña mayor y a seguir con nuestro día a día.

Posparto extraño


Comenzaba un posparto extraño, porque es una baja igual, has pasado por una parto, pero antes de tiempo, te marchas a casa con los brazos vacíos y el corazón con unas cuantas tiritas, con un frasco de dos pastillas (Dostinex) para cortar una leche que aunque subiera no serviría para nada. Como no hay niño, enseguida estás listo para volver al trabajo, mientras todos tus órganos vuelven a su lugar.

Como mi niña mutante era la segunda en la línea sucesoria de esta casa, había que seguir a tope con la mayor, con su día a día, sus pañales, sus juegos, su parque, sus biberones y sus lecturas en el sillón. había momentos en que se escapaba la lagrimilla en honor de la pequeña perdida y le dabas un fuerte achuchón a la mayor, sin muchas explicaciones al respecto.

Proceso de duelo


Pasa el tiempo y sigues con tu propio duelo. Después del primer atracón de llorar, de las primeras bromas y de "bautizar" a esa pequeña como "niña mutante". Mi niña, esa que con todas las XXX que llevaba a cuestas no la dejarían entrar en los X-Men por abusona y otras chorradas que en mi fuero interno aliviaban la tristeza.

Tras hablar del tema con libertad ante todos aquellos oídos amigos que me quisieron escuchar, del día a día con los achuchones a la mayor, de guardar el expediente médico para el recuerdo. Al final pasó el tiempo y no acudí a ningún grupo de ayuda o de duelo por muerte perinatal, a pesar de que los hay. Porque me siento en paz con mi decisión y con sus consecuencias, en paz con mi chica.

Error del sistema, demasiadas X detectadas.

La indignación


Entonces fue cuando comencé a escribir esta entrada en el blog, para hablar de ello un poco más, para cerrar, poco a poco, lentamente, esa herida y esa indignación que me brota cuando oígo a políticos purilis hablar del aborto sin tener ni puñetera idea de casos como el mío.

A todos esos beatos piadosos de medio pelo con la empatía de una ameba, muy capaces de acudir a molestar a la puerta de una clínica o, peor, legislar para volver a penalizar el aborto. 

Porque el proceso, aún dentro del marco legal, ya me pareció bastante penoso como para que estuviera mal visto o prohibido. Y más aún, pensar que tengo la "suerte" que tengo por estar en Eespaña y no en otros países cuya lucha por despenalizar el aborto continúa. Tenéis todo mi apoyo.

Por supuesto que mi opinión está a favor del aborto, de todo aquel que tenga que recurrir a ello, por la razón que sea, por la necesidad de que sea legal, libre y gratuito independientemente de la edad y condición social o circunstancias de la mujer. Que en todo momento pueda acudir a pedir ayuda psicológica que no suponga un desgaste mayor (no hay más que buscar imagenes de apoyo para encontrarse con los "anti" haciendo sangre del tema, que bastante duro es ya), sea o no deseado.

El agradecimiento


También escribía porque no puedo dejar de pensar en el agradecimiento infinito que siento por el personal de la clínica privada, obviamente especializado en estos temas, que me trató con tanto respeto y empatía, que no me hicieron sentir en absoluto incómoda. Que con muy buenos modos que hicieron saber que existía un grupo de duelo, muy necesario en muchos casos, porque cada persona es un mundo y se toma las cosas de una manera.

Gracias a mi pareja, que asumió su parte en la pérdida, estuvo allí en todo momento. A mis tíos, que se encargaron de limpiar el desaguisado del coche, de darme una toalla enorme para el líquido que iba perdiendo mientras dejaba a mi mayor con ellos a pasar el día. A mis compañeras de baile y a las mamás del barrio, que me escucharon cuando quise hablar del tema, que fueron preguntando con todo su tacto por cómo lo llevaba. Por mis colegas piñas, con las que he tenido el gusto de compartir experiencias similares también, porque con sus historias ayudan a normalizar la existencia de estos procesos de pérdida.

Finalmente, gracias por haber leído hasta aquí.

El tiempo vuela...

Y soy consciente de que he estado dos años dándole coba a esta entrada, al principio me lancé muy decidida, se nota el lujo de detalles, muchos de los cuales nunca olvidaré, otros tantos que más adelante han ido perdiendo fuerza para ganarse un hueco en la narración pero siguen ahí. Ahora mismo me enfrento a poner imágenes a esta entrada, harto difícil, porque no sé muy bien cómo ilustrar el vacío sin resultar repetitiva, o demasiado personal, como el resultado de la amniocentesis, que es bastante peculiar por lo poco habitual.

Grupos de apoyo al duelo perinatal


Llegado este punto quizá debería dar voz a los grupos de duelo y demás apoyo psicológico existentes, pero eso ya dejo a  cada uno que acceda al que le pille más cerca. De pronto recuerdo que busqué información en una página que me recomendaron, Umamanita, también una amiga, la doula afincada en Barcelona Mamá Tribu, participa de su grupo de apoyo al duelo, partiendo también de su experiencia personal.

Toda esta información es útil, ya no sólo que esté orientada a la persona que ha sufrido la pérdida, sino a todo aquel que la rodea, porque... bueno, no hay consuelo en esos momentos que valga según qué comentarios dichos con la empatía de un protozoo, en serio, si no sabéis qué decir en según qué momentos, mejor callad.



Imagen de Pepa García










sábado, 28 de septiembre de 2019

Amistad, Madres Sueltas y su #VDI

Me sumo a la propuesta de los Viernes de Inspiración  #VDI de las Madres Sueltas.

Sobre lo que me inspiran mis piñas, mis madres de tuiter, las madres sueltas y mi comunidad virtual.

Son esas personas que siempre están ahí, al otro lado de las redes, escuchando, mañana tarde y noche, soltando su lastre también, porque donde hay una voz, hay unos oídos que se solidarizan.

Son personas reales, algunas de las cuales he tenido el placer de conocer en persona.

Son amigas y madres, con los mismos quebraderos de cabeza que yo, con el mismo tiempo limitadillo.

Son mi gente, la que no esperaba encontrar cuando entré en las redes sociales, más allá de todo postureo.

Y sí, lo dicho, juntas somos una piña.


pegatina piña niño





sábado, 2 de febrero de 2019

Breve historia de mi último parto


Érase una vez, a principios de junio de 2018.

Corría la semana 39+2 cuando...

Después de una tarde de parques muy entretenida con mi chica mayor, vuelvo a casa y nos disponemos a la rutina de baño-cena.

Digamos que empecé a incomodarme sobre las nueve, cenamos, nos acostamos...

Y a las dos me desperté y esto iba en serio. Ya dolía y eran cada 12-13 minutos, aguanté un rato, midiendo con el reloj, y a las tres empezamos a movernos. Duchas rapiditas, gestión de niña mayor, se reducía el tiempo muy locamente, y a las cuatro cuarenta ingreso con 7 cm.

¿Epidural? No contaba con ella, y sin ella seguí, ¡A saco!
Me dejaron un espejo para ver el progreso del parto, realmente interesante.

Y a las 5:27  ¡pop! 
Estaba fuera.
2620, un kilito más que la mayor (que nació en la semana 35 apresuradamente).
Cero puntos, todo en orden.

Todo guay con su piel con piel, tan ricamente. Durante el cambio de turno, a eso de las ocho, a planta y a trabajar tetilla y a descansar.

The end.




Algo tan rápido no se podía contar más largo, ¿no os parece?

Mis chicas


Esta breve historia responde al aluvión de historias de terror que se leen o te cuentan sobre los partos de unas y de otras en la blogosfera maternal y en el mundo real. No todo es terrible, también puede ser así, "una horita corta", como te desean cuando te ven ya a punto de caramelo. Mucha suerte a todas las que estén esperando el momento.

viernes, 16 de febrero de 2018

50 cosas sobre mi, ¡conóceme mejor!

Las colegas de twitter me han empujado a darme a conocer un poco más, a pesar de mis reticencias de dar datos tan personales, me sumo a su movimiento

dando alguna pista absolutamente irrelevante sobre mi misma, esperando no dar "TMI", o como me dicen a menudo "too much information".



¿Por donde empezar? Pues por 50 detallitos. Allá va la lista:

  1. Soy de aquí, de Madrid. Y sí, se dice así "de aquí, de Madrid" aunque te presentes en Laponia. 
  2. Tengo mi blog abandonado, pero intento cumplir semanalmente con mi entrada semanas en Labores en red.
  3. Soy documentalista, bibliotecaria y archivera, lo que toque según la ocasión.
  4. Considero que a veces es más importante saber dónde encontrar una información y a quién preguntar, que pretender saberlo todo.
  5. Cuando me preguntan cualquier cosa tiendo a recopilar información, soy muy capaz de haceros un dossier. 
  6. Aparte del inglés que me ha acompañado toda la vida, de un poco de francés que di en el instituto (del que lo que mejor recuerdo son las cosas de comer), he estudiado varios años de alemán. Y me encanta cómo suena. No es como en las pelis de nazis, no son todo órdenes y puede ser muy tierno.
  7. Conocí a mi marido en clase de alemán, yo era la delegada y él mi subdelegado.
  8. Me gusta la ópera, la zarzuela, el ballet moderno o ir a un concierto de música clásica.
  9. Soy bastante tímida, pero muy capaz de salir a un escenario si tengo bien ensayado el espectáculo. 
  10. Me gusta bailar, pero no tengo mucho ritmo.
  11. Prefiero una buena ducha a un baño.
  12. Me gusta nadar en la piscina en verano, pero detesto estar quieta al sol.
  13. Prefiero el frío al calor, el otoño y el invierno siempre me han parecido más interesantes.
  14. Cuando me pongo a escribir me enrollo como las persianas.
  15. Me encanta twitter, me gusta más que facebook y sin duda mucho más que la redes sociales basadas en imagen como instagram.
  16. Si no fuera porque mi marido me filtra los memes, hace tiempo que estaría perdida en las redes.
  17. No puedo con los audios de whatsup, no los escucho nunca.
  18. Me fastidia bastante que me envíen vídeos, sobre todo de pastelazos con flores y corazoncitos.
  19. Me gusta leer, pero no me da tiempo últimamente.
  20. Uno de mis géneros favoritos es el terror, pero sin gore. Me encanta Stephen King.
  21. Me gusta el cine clásico, no le hago ascos al blanco y negro. 
  22. Tengo muy mala memoria para los finales de las películas (por suerte para mi) y en especial para los nombres de los actores.
  23. Mi casa está hasta arriba de manga.
  24. Me gusta el anime y sus bandas sonoras.
  25. Me gustaría tener más paredes para cubrir de estanterías, una buena biblioteca, ¡aunque no tenga catálogo! Cualquier día me abro una sucursal de la biblioteca personal en casa de mis padres.
  26. Me gusta el humor negro. Creo que es una manera necesaria de dar salida a temores y frustración.
  27. Me gusta mucho comer, me recreo oliendo y disfruto degustando. Hasta el punto de que compartiendo mesa con algunas compañeras de trabajo, sobre todo mayores que yo, me han dicho que "da gusto verme comer". 
  28. Me atrevo con platos de todo tipo: fui capaz de probar los saltamontes caramelizados, pero ni de broma una cosa tradicional japonesa que tenía aspecto de moco y olía a podrido.
  29. Me mola cocinar, pero no limpiar, de modo que no hago frituras ni de broma.
  30. No me gusta el chocolate, si acaso negro o a la taza, hasta que se acaban los churros. 
  31. Creo que la gente con fijación con el chocolate se pierde muchísimos otros sabores.
  32. Me pone frenética que el suelo tenga migajas.
  33. Me gustan las series, sobre todo las de intriga, crímenes y ciencia ficción.
  34. Cuando los pies se me quedan fríos, hasta me duelen.
  35. Mi mejor amiga murió hace años en un accidente de tráfico, no he dejado de echarla de menos en multitud de ocasiones. Desde entonces soy consciente de que la vida son dos días.
  36. Creo que me gestiono fatal el tiempo y no me cunde para nada como a otra gente.
  37. Me despisto fácilmente.
  38. Me encantan los animales, todos. Hasta los insectos me parecen chulos.
  39. Soy bastante política,  no creo en la gente que dice que no le gusta la política porque todo en muestra vida está regido por ella. Es imposible ser indiferente.
  40. Estoy comprometida socialmente, pero no hasta el punto de meterme en fregaos.
  41. Tengo conciencia de clase baja. No creo en la mal llamada "clase media".
  42. Detesto el racismo y a los racistas.
  43. Considero que se debe aprender de todas las culturas para enriquecerse personalmente y como ciudadano.
  44. Soy muy pasota. Paso mucho de todo y creo que es una buena estrategia para no estresarse demasiado por el ritmo de vida actual.
  45. Olvido rápidamente los cotilleos.
  46. Prefiero llevarme bien con la gente y olvidar rencores. Pero a veces "insisten" y no me dejan. 
  47. No me gusta que la gente, especialmente desconocidos, no respeten mi espacio personal.
  48. Tengo el tono de voz bastante alto (y voz de pito), algunos dicen que estoy "hueca", pero es que mi madre siempre ha estado como una tapia y hemos sido todos muy gritones en casa.
  49. Soy esa que se integra mejor con los críos que con los adultos y termina en el suelo haciendo la croqueta con ellos y jugando.
  50. Considero que soy de esas personas que hay que tomarse un tiempo para conocer mejor, porque a primera vista parezco bastante seca y borde.


Gracias al grupillo de madres de guasap, que hablan por los codos y se me acumulan los mensajes y la tarea de leer sus frecuentes entradas y hacerles rt. Me lo estoy pasando en grande con vosotras.

miércoles, 7 de febrero de 2018

#MaternityTag o 22 preguntas para mamás blogueras


22 preguntas para Mamás Blogueras


Según he leído #Maternitytag se trata de una iniciativa de Una Mamá Marciana, está organizada por Locas Madres Murcianas y difundido en algún momento por Madresfera. Me pareció interesante y me apunté la tarea para cuando sacara un rato, porque leí los post de Mamá Tribu y alguna más y ¡me animé yo también! Para dejarme conocer un poquito, venga.

Vamos allá.

Diez días antes de dar a luz, por obligación, en el momento en que mucha gente se enteró de mi estado... Sobre un escenario, bailando una tabla de danza del vientre con mis compañeras de Al Firdaus. Entrando por todo lo alto en el mundo maternal.



1. ¿TARDASTE MUCHO EN QUEDARTE EMBARAZADA?

Pues la primera vez unos cuantos meses, unos ocho. Con mi edad temía yo que más de seis podía significar un problema y que me iba a quedar a verlas venir, pero al final ¡funcionó! La segunda vez fue casi de casualidad, buscando sin buscar en menos de un mes. La tercera en un par de meses estaba hecho el encargo, ¡visto y no visto!

2. ¿CÓMO TE ENTERASTE DE QUE HABÍAIS “DADO EN EL CLAVO”?

Siempre he sido regular, así que viendo que se retrasaba... esperar un poco, confirmar con un test y listos. No suelo tener mucho más síntomás aparte de sueño.

3. ¿LO COMUNICASTE EN TU ENTORNO DE ALGUNA FORMA ESPECIAL?

Esperamos a tener confirmación de que estaba bien y lo dijimos a hermanas y padres. No dimos mucho bombo ni nos hicimos fotos "cuquis" anunciando. Somos así de sobrios. Hubo gente, incluso de la familia, que se enteró 10 días antes de que naciera la criatura, a través de las fotos que subió a facebook una compañera de baile durante un festival.

4. ¿LEÍSTE ALGÚN BLOG/LIBRO/WEB DURANTE EL EMBARAZO QUE TE AYUDARA A DOCUMENTARTE?

El librillo que me dio la matrona, también el famoso "Qué esperar cuando se está esperando" de la biblioteca (una edición bastante terrible), un vistazo a otros líbros sobre el tema en la biblioteca y, sobre todo, empecé a seguir en twitter blogs maternales. Me sirvió, más que para saber sobre el embarazo, que prefería preguntar a la matrona en las visitas, para ir cogiendo ideas de las experiencias de otras madres.

5. ¿QUERÍAS NIÑO O NIÑA?

Pues al principio me hacía ilusión que fuera niño, porque en mi casa somos todo chicas. Pero ahora mismo con que esté sano me sobra y me basta.

6. ¿QUÉ FUE LO QUE MÁS TE GUSTÓ DE ESTAR EMBARAZADA? ¿Y LO QUE MENOS?

Me gustó sentir el movimiento dentro, es muy curioso, casi perturbador. No me gustó nada el dolorcillo de caderas al dormir, el rollo de tener que estar con un cojín entre las piernas para estar medio cómoda.

7. ¿TUVISTE ANTOJOS RAROS?

Para nada.

8. ¿TE DIO POR COMER ALGO EN EXCESO?

Me lo curré para comer sano, más verde. Pero en exceso no me apetecía nada en especial. Quizá esta vez tengo más gana de dulce.

9. ¿LE COGISTE MANÍA/ASCO/A ALGUIEN/ALGO DURANTE EL EMBARAZO?

A los pepinillos resalados. Luego me quité la sal y desde entonces no puedo con ellos.
 
10. ¿TENÍAS CLARO EL NOMBRE QUE IBAS A PONERLE?

¡No! Creo que no hay nada más difícil que ponerle nombre a una personita, le acompañará toda su vida. Tenía muchos requisitos y reconozco que me salté dos al final: el de la "rima fácil" y el de la frecuencia, pero bueno... Creo que elegimos bien.

11. ¿PARTO NATURAL O CESÁREA?

Natural e inducido. Breve pero muy intenso. Tengo curiosidad por saber cómo es un parto sin que te enchufen oxitocina artificial a cholón.

12. ¿QUÉ FUE LO PEOR DE TU POSTPARTO?

Los 21 días yendo y viniendo a neonatos, la maldita máquina sacaleches a todas horas. Qué manera más frustrante de sufrir y perder tiempo. La frustración de ver que no se engancha y que por mucho que exprimía y estimulaba nunca salía suficiente.

13. ¿LACTANCIA MATERNA EXCLUSIVA, MIXTA O ARTIFICIAL?

Mixta al principio, cuestión de superviviencia. Finalmente, aceptar la artificial. Para otra vez no pienso perder mi valioso tiempo de descanso sufriendo con el sacaleches inútilmente. Si veo que no funciona, biberón sin pudor y aquí paz y después gloria.

14. ¿CUNA O COLECHO?

Cunita y colecho "de supervivencia" para poder dormir un poco más todos.

15. ¿CUÁL ES TU MOMENTO PREFERIDO DEL DÍA AHORA QUE ERES MADRE?

Ver comer y sonreír a mi morena.

16. ¿QUÉ COSAS COMPRASTE/TE REGALARON QUE AL FINAL NO USASTE?

El "termopapillas". Me dejaron uno, me regalaron otro... y ni los desempaqueté. De hecho el que me regalaron se lo reboté a mi cuñada porque ella sí lo iba a usar. Yo tenía tiempo, valor y paciencia para hacer BLW y me encantó. Tampoco estoy a favor de las cremitas y jabones de regalo, porque luego resulta que a la criatura le sale dermatitis atópica y las cremitas y jaboncitos para ti.

17. ¿QUÉ DIJISTE QUE NO HARÍAS CUANDO FUERAS MADRE Y HAS ACABADO HACIÉNDO?

Pues creo que no me he desdicho aún de nada... porque lo primero que me dije "esto se trata de improvisar y probar a ver qué va mejor" y en esas estamos. Sin más libros de "instrucciones" que los que vienen de serie con todos los niños.

18. ¿QUÉ ES LO QUE MÁS ECHAS DE MENOS DE TU ÉPOCA SIN HIJOS?

Quizá tiempo para leer y enredar con el ordenador. Si no me filtran los memes, a veces ni me entero.

19. ¿QUÉ NO REPETIRÍAS SI TUVIERAS OTRO HIJO?

El mal rato sufrido con la lactancia, la sensación de culpabilidad por no llegar. La experiencia me ha hecho más fuerte, ahora tengo más seguridad, apoyo y una lengua como un látigo. La lengua suficiente para decirle a mi matrona que, si bien no todos los embarazos son iguales, tampoco todas las vacas son lecheras.

20. ¿QUÉ CREES QUE ES LO MÁS DIFÍCIL HOY EN DÍA DE SER MADRE?


Lo más difícil es aprender a tener filtro. A ponerse una coraza ante comentarios hirientes, frente al qué dirán y los ataques gratuitos de los fanáticos. Pasar olímpicamente de los prejuicios para hacer lo que realmente nos interesa. Hay mucha gente dogmática en el mundo de la maternidad que es incapaz de aceptar una realidad diferente a la suya, cuando en el mundo real y tal como dijo un amigo hace poco "Muy mal lo tienes que hacer para hacerlo realmente mal". Al final los niños se crían y salen adelante, lo difícil es educarlos para ser personas.

21. GUARDERÍA, ¿SÍ O NO?

Lo que le convenga a cada uno según sus posibilidades. A mi no me compensa porque mi trabajo es una mierda y se me va "lo comido por lo servido". Para pagar más de lo que voy a ganar, casi que me quedo criando yo a mi prole sin el estrés de tener que llegar a recogerlos, esquivando los virus sus primeros años de vida, pasando malos ratos porque están pachuchos y encima en el trabajo no te dan tregua...

Me parece cruel tener que estar conciliando a duras penas para mantener un trabajo, pero si no queda más remedio entiendo que haya que recurrir a guarderías (ojalá plazas para todos en las públicas). Eso sí, creo que muchos centros de trabajo deberían poner facilidades en la empresa para los críos de sus trabajadores o en su defecto que facilitaran jornadas con las que conciliar una vida, no sólo para los padres, también para los que algún día querrán serlo o simplemente para que la gente pueda tener una vida. La que sea. Ya está bien de presentismo laboral y de calentar sillas.

22. Y LA ÚLTIMA, ¿REPETIRÍAS?

Recuerdo que la dra. de nefrología me buscó en neonatos (donde pasaba las horas mis primeros días de madre) y me preguntó exactamente eso y la respuesta fue automática: Sí. Por cierto, estoy en ello, pero con esta se cierra la fábrica.




Ahora, en teoría, tendría que nominar a dos blogueras, como por ejemplo a @mama_pinguino que dijo que lo tenía pendiente (un empujoncito) y a @liditaswan que intuyo que no le va a costar mucho contarnos 22 cositas más ;-* 

Yo me he lanzado sin que me llamen, soy así de fresca.

Si os animais, responded vosotras también el MaternityTag.



sábado, 25 de marzo de 2017

Sachertorte o tarta Sacher

Hace mucho tiempo que hice esta traducción, para hacer la "chocolatástica" tarta Sacher durante unas jornadas culturales de la Escuela Oficial de Idiomas de Sanse, ¡que se note que de hablar alemán se puede sacar algo más que entender las películas de nazis!  También cocinan y tienen muy buena música y series interesantes que llevan emitiendo toda la vida, como Tatort (qué alegrón cuando vi que la iban a emitir en La 2)


En fin, este año y para celebrar el primer cumpleaños de nuestra pequeña, decidí volver a hacerla después de mucho tiempo. Quedó estupenda y pudimos compartirla con nuestra gente.



Unas pequeñas manos impacientes, unos ojos alucinados con el brillo de la vela, una tarta que... no catarás aún, canijilla.




Como estamos en este mundo para compartir, quiero dejar aquí la receta para que mis colegas "mamás del barrio" aprovechen y la hagan, ya que pudieron probar un poco y parece que gustó. Claro, a una le preguntan "¿cómo la hiciste?" Y no se puede resistir a comentar toda la historia y, a partir de ahora, será más fácil pasar el enlace.


Quizá al leerla penséis "qué ida de cabeza esta manera de escribir", pero es que la traducción era así de descriptiva en alemán.


Ingredientes


Para una Tarta Sacher, para un molde de 22-24 cm de diámetro.




140 g Mantequilla a temperatura ambiente.

110 g Azúcar en polvo

Aroma de vainilla ("media vaina rallada", ni que fueran gratis)

6 Yemas de huevo

6 Claras de huevo

130 g Chocolate para cocinar (el de hacer a la taza, vaya)

110 g Azúcar cristal (el normal blanquilla de toda la vida)

140 g Harina, tamizada.

ca. 200 g Mermelada de albaricoque

Mantequilla y harina para el molde

Nata montada como acompañamiento (opcional)



Ingredientes para la cobertura-glaseado de la tarta.

200 g Azúcar cristal

125 ml Agua

150 g Chocolate






Elaboración de la tarta




En un cuenco grande mezclar la mantequilla con el azúcar en polvo y la vainilla hasta que quede como una crema. Añadir una a una cada yema de huevo y mezclar hasta obtener una masa espumosa. Derretir el chcolate al baño maría y mezclar. Batir las claras a punto de nieve, incorporar "deslizando" el azúcar cristal y continual batiendo, hasta que la "nieve" esté tiesecilla y brillante. "Amontonar" las claras con la masa de las yemas, tamizar la harina sobre ello y con una cuchara de cocina mezclarlo todo cuidadosamente.



Vestir la base del molde con papel de hornear y untar con mantequilla y harina el anillo del molde. Llenarlo de masa, alisar y meter en el horno precalentado a 170 º C durante 55-60 minutos (una hora no se la quita nadie). Tras los primero 10-15 minutos abrir la puerta del horno el ancho de un dedo, después cerrar.  ""El bizcocho está correctamente cocido cuando una suave y ligera huella le responde""  --yo tampoco entiendo esto, imagino que está cocido, pero tierno, no se hunde el dedo en la masa, vaya-- 


Dejar enfriar el bizcocho con su molde sobre una rejilla unos 20 minutos, retirar el papel, voltear el molde y dejar que termine de enfriar en el molde por completo, para alisar las irregularidades de la superficie. Desmoldar y con un cuchillo afilado, cortar horizontalmente por la mitad. Calentar ligeramente la mermelada, cubrir ambos bizcochos con la mermelada y alisarla. Yo aquí echo mermelada en dos ocasiones, una segunda cuando se enfría y cala la primera capa. Después poner una mitad sobre la otra. En ocasiones rebosa mermelada y se queda pegada y seca al plato.



Para la cobertura, cocer hasta hervir 5-6 minutos el agua con el azúcar, después dejar enfriar lentamente. Derretir el chocolate al baño maría y mezclar poco a poco con el sirope, hasta que quede una cobertura brillate y espesa-consistente.



Cuando la cobertura esté de una vez "a la temperatura de los labios", o sea en un único baño de azúcar, verter sobre la tarta y con las menos marcas posibles extender con una paleta sobre y alrededor. Dejar secar una hora, hasta que la cobertura esté solidificada. Cortar en porciones y servir con nata montada.





Tiempo de horneado: 55-60 minutos.
Temperatura del horno: 170 º C



Recomendaciones de guarnición: Por norma general la tarta Sacher no se decora, sólo en la casa Sacher se le acompaña del "Sello de la tarta" (una chocolatina plana y redondita con el relieve de la inicial del hotel)


Consejo para su Sachertorte: Para alcanzar la consistencia correcta del glaseado, deje gotear la cobertura sobre una cuchara de madera. Ésta debería entonces permanecer con una cobertura de unos 4 mm de grosor. Utilice la cobertura espesa, de modo que pueda usted diluir algunas gotas de azúcar en polvo a través (espolvorear con, supongo) (los terrones desaparecen con un poco de agua caliente en la cazuela). Tenga cuidado aquí de que la cobertura no esté muy caliente, de este modo permanecerá brillante y seca en cualquier caso.


¡Buen provecho!

martes, 7 de febrero de 2017

¡Al fin estoy en Madresfera!

Esto merece una entrada, y sacar tiempo para ella... también merece una entrada.

Hace tiempo que colaboro con Labores en Red y, mediante sus contactos, he acudido a varios eventos organizados por Madresfera.

Me encanta formar parte de algo grande como una comunidad de mamás y papás blogueros, que cada vez son más. De modo que me uní con mi propio blog a mediados de diciembre, justo antes de que hicieran cambios en los servidores... ¡y aquí estoy! Con mi logotipo madresférico ahí a un ladito, con una posición... bueno... ¡la 743! No me cabe duda de que por ahora soy de las últimas, y que vendrán muchos más detrás, así que ya me puedo poner las pilas publicando o quién sabe cuán lejos puedo llegar.

Ahí está, en un lateral, tan chulo.

Como no voy a copiar el icono, que para qué, os comparto ¿de nuevo? el precioso logo de la colaboración de Madresfera con Blogueras por la lactancia, que me encanta.

Así me siento, arropadita.